Lo más importante es disfrutar la vida mientras podamos, porque andamos por ahí una sola vez y cuando se acabó, se acabó. W.A.

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jueves, 12 de julio de 2007

¿Todo es vanidad?


Para la religión, la vanidad es un pecado, mientras que para algunos publicistas crear un patrón plagado de vanidad y surrealismo, es el cometido de cada día. Pero ¿Qué pasa cuando no se es verdaderamente bello?

Cotidianamente escuchamos a las señoras decir “¡No cabe duda que todos los bebés son bonitos!” o a los estilistas jurar “No hay mujer fea, sólo mal arregladas”… Morirá engañado quien se trague esto porque créame, yo he visto bebés poco agraciados y eso de las mujeres feas, al menos en mi pueblo, se da mucho.

Es complicado seguir los estándares de belleza que nos venden, pero no cabe duda que hasta la mercadotecnia y la publicidad se han dado cuenta de que no todas las personas son hermosas como las modelos de catálogo y aunque según ellos han reivindicado la fealdad y han hecho de esta un nuevo icono a seguir, si ponemos atención en las características de estas personas descubriremos que: siguen siendo retocados, hipermaquillados y delicadamente iluminados.

En México, tenemos como ejemplo, la campaña publicitaria de una marca de lencería que lanzó el año pasado,"O’Diosas”. Vicky Form reclutó a cientos de mexicanas comunes para ser parte de su publicidad por medio de un “concurso”. Para no hacer el cuento largo, Vicky Form descubrió a sus nuevas modelos e hicieron lo de siempre: suficiente maquillaje corrector, edición de imagen por aquello de la celulitis y las arruguitas de más y ahí tienen: Mujeres reales con “Actitud Vicky Form”.

En cuanto a los bebés ¿a poco no se imaginaron alguna vez siendo un “Bebé Gerber”? Triste realidad, por más que sigas comiendo papillas fortificadas a tus más de 20años, no tendrás ojos grandes y azules, nariz de “pellizco” o hermosos cachetitos chapeados y apachurrables. A ver, ¿por qué no ponen chamacos de esos que nacen con cabellera abundante, negra e indomable? Bueno, admito que ultimamente el patrón a cambiado pero ¿Verdad que no todos los bebés son bonitos como dicen las señoras?

Por último, echemos un vistazo a la publicidad de Listerine. Para esta campaña pudiésemos imaginar que no existió vanidad, que el centro de atención fue la confianza que cada persona puede poseer, pero usa este antiséptico con modelos un tanto caricaturescos reafirmando la idea de que por más que quieran mostrar personas “comunes” siempre imprimirán un sello de vanidad y querrán mejorarlos.

Mientras que la televisión nos siga haciendo creer que lo feo está IN y que todos podemos embellecer cual patito feo en cuento de hadas, sigamos disfrutando del placer de vernos al espejo cada mañana. No sé usted, pero yo lo primero que veo es un rostro hinchado, con marcas de sábanas del lado derecho, cabello alborotado y un aliento que espera la menta fresca de la crema dental. Tal vez no sea tan hermosa a esas horas del día, pero de algo sí estoy segura: de que lo soy, lo soy.

“Vanidad de vanidades…”