Lo más importante es disfrutar la vida mientras podamos, porque andamos por ahí una sola vez y cuando se acabó, se acabó. W.A.

viernes, 30 de abril de 2010

"Mataron cuatro; yo los ví mamita"





Tomado del diario El Universal en su versión electrónica.


CIUDAD JUÁREZ

Carmen vive bajo amenaza de muerte. Su pequeño de siete años, cada que lo va a regañar le dice: “Te voy a matar, mamá, te voy a matar”. Esto tiene más de una explicación. Julio tiene los ojos gigantes como de alguien que acaba de ver un acto de magia. Su gesto de asombro es de esperarse, todavía no se le cae el primer diente y ya vio sangre correr.

Fue hace un año que Jesús estaba jugando en su casa. El sonido de las balas que mataron a su vecino lo inquietaron. Pudo haber pensado que eran cohetes, pero sus papás salieron corriendo a ver qué había pasado. Ahí estaba Panchito tirado en el asfalto, pintado de rojo, como lo dibujaría después en la escuela.

“El niño se hizo muy retraído, durante dos meses no salía ni a la puerta, de repente me decía: ‘Mamita, yo no voy a salir a jugar porque me puede pasar lo mismo que a Panchito, ¿verdad?”, platica Carmen desde el sofá, donde descansa luego de haber llegado de la maquila.

Me abrió las puertas de su casa un poco temerosa, le dije que sólo quería platicar sobre cómo era ser mamá en Juárez y me dice que su niño ya no duerme igual, que desde lo de Panchito se despierta llorando y grita “tengo miedo”.

—¿Qué le dices, cómo le explicas?

—Lo abrazo, le digo que le rece a su ángel de la guarda, que él lo va a cuidar.

Dos meses después de lo que vio, Julio salió del encierro como quien carga un escudo de acero. Le duró poco. Otro día, en el trayecto de la escuela a su casa, algo falló en su armadura.

El camión escolar hizo una escala para recoger a otros niños en una estancia, segundos antes acababan de matar a cuatro. Julio no los hubiera visto de cerca, sino es que su maestra se puso a gritar y todos los niños se bajaron a ver.

“Mataron a cuatro, yo los vi mamita, ahí estaban tirados y todos llorábamos”, le dijo ese día a Carmen cuando le preguntó cómo le había ido en la escuela.

Desde entonces Julio va al psicólogo. Carmen sigue preocupada, porque hace dos días le escuchó jugar con su amiguito de la cuadra y le decía: “Yo voy a ser sicario y te voy a matar”.



.....


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Feliz día del niño

martes, 27 de abril de 2010

Hablando de pasiones






Si a uno le dieran a escoger qué hacer al sostenerse en pie por primera vez, seguramente yo hubiese bailado en lugar de dar pasitos que es a lo que te alientan.

En su afán de mantenernos ocupados y que encontráramos algo que le diera sentido a nuestras tardes, mi madre nos inscribía en cuanto taller se le ocurría. En una de esas fui a parar al de Danza Clásica de la Casa de la Cultura del pueblo.

Mientras la maestra Blanca nos mostraba posturas y nos enseñaba a 'vernos bonitas' frente a los gigantescos espejos, mi mente siempre viajaba al salón contiguo. En él se podían escuchar golpes estruendosos y música divertida, gritos exigentes y silencios que en segundos, lo decían todo. No duré mucho en la clase de la maestra Blanca.

Rebelde como siempre fui identificada entre mis hermanos, decidí lo que quería y enseguida pasé de los movimientos delicados y las posturas (que me salían re-bien) clásicas a controlar la misma fuerza pero con movimientos ágiles y golpes que despedían la adrenalina necesaria para sentirte vivo.

La Danza Folklórica jugó el papel más importante que cualquier otro elemento de mi vida antes de la Universidad y pasé del ballet de niños, al de mayores; de tener una maestra exigente a un profesor que impartía sus clases con disciplina casi militar.

En aquellos años era sumamente delgada (debería hacer ejercicio ahora), pero llegaba una temporada del año en que bajaba aún más y la pasión se materializaba en: Heridas por zapatos nuevos, litros y litros de agua, comidas que remordían la consciencia y más horas en el salón de baile que en la escuela o en la casa juntos.

Para los tabasqueños la fecha más importante a nivel sociocultural es la gran Feria Tabasco, llamada ahora ExpoFeria, y para los Ballets de cada municipio es el mejor escenario para batir duelo en contra de los otros y postularse como los mejores bailarines del estado. La víspera a la Feria era precisamente la temporada en que más sufría y más disfrutaba bailar.

Oaxaca fue lo primero en mi repertorio como coro del Ballet "Grande", pero disfrutaba con locura las pícaras letras y melodías contagiosas de los sones veracruzanos. Lo complicado, siempre fue Tabasco.

El zapateado tabasqueño tiene su chiste y es que no sólo es mover los pies con golpes decididos y secos, el secreto está controlar la elegancia de las garzas de la costa. Y me permito, no cualquiera.

Yo le tenía verdadero respeto al zapateado tabasqueño y cuando nos hacían mención de una pieza musical en particular: El zapateado de Juan Torres.

Juan Torres Calcáneo es codirector fundador y coreógrafo del Ballet folklórico infantil del Estado, no sé si aún, pero director del Ballet folklórico oficial del Estado y para qué más descripción: Una de las figuras más respetadas en el ámbito cultural de este Infierno Verde.

El zapateado de Juan Torres era como un laberinto, no tiene pausas musicales que identifiquen los cambios de pasos, pero eso no quiere decir que te la tengas que pasar con un sólo paso toda pieza. Como se acostumbra en la sur de México, en el zapateado tabasqueño también se juega con bombas y duelos de preguntas y respuestas (estos últimos sólo son de pasos de baile). El señor Juan Torres nos ha hecho el honor de recopilar bombas tabasqueñas clásicas y colocarlas en un libro editado por mi Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.

Y es ahí donde quería llegar, a compartirles un poquito de algarabía tabasqueña, por si alguna vez les es útil el dato.


De la Feria Tabasco:

Hombre:
Se me hace que en esta feria,
zapateado bailaré
con una choca preciosa,
que ha robado mi querer.

Mujer:
Si en verdad te gusta la feria,
y zapateado vas a bailar,
es mejor que tú bien sepas,
que se baila hasta cansar.

Del baile:

Hombre:
Conmigo no quieres bailar,
ni que jueras tan buena choquita,
ya quisieras zapatear,
como la campeona Rosita.

Mujer:
Estoy harta de oírte hablar,
me ves y atrás de mí corres,
yo sólo quiero bailar,
con el famoso Juan Torres.

De promesas incumplidas:

Hombre:
Cuando a pasear salimos,
te dije muy calladito:
"vamos al Parque Tabasco
para darnos un besito".

Mujer:
Tú me pediste un besito,
a orillas del malecón,
nomás paré el piquitó,
corriste como un shotón.

Del rol en las relaciones

Hombre:
Dices que soy chombo tierno,
acabao de nacé,
pues tú eres una pespita,
que ni cola se le ve.

Mujer:
Pareces chombo tierno,
no eres blanco ni eres tierno,
pero guapo te creés.

Hombre:
Tú eres como el amashito,
que picas y haces llorar,
pero aguanto los reparos,
porque me has de consolar.

Mujer:
Si soy como el amashito,
no te podré consolar,
mejor búscate un cachito,
de vergüenza pa' aguantar.


*¡Ay mojo maistro! Bombas, dichos, dires y diretes tabasqueños
Compilador: Juan Torres Calcáneo
Colección Marcos E. Becerra
UJAT, 2007.


Glosario.

Choquita: Mujer nacida en Tabasco.
Parque Tabasco: Cede anual de la Expo-Feria.
Shotón: Homosexual.
Chombo: Espcie de zopilote.
Pespita: Ave pequeña.
Amashito: Chile picante del tamaño de una perla.



domingo, 25 de abril de 2010

Un texto lleno de cámaras y magia






Hija de clásicos fotografos del siglo XX y privada de su herramienta más importante en estos días, se encuentra un rollo que bien podría describir como de forma romboide y que en el memo dice: Mayo de 2003.

Yo no sé nada teórico de fotografía, todo lo describo, todo me emociona. Cuando era pequeña pasaba horas con el laboratorista, Rómulo se llamaba. Era un hombre de buen corazón y panza chelera, con un sazón para el desayuno que de pronto nos sorprendía con sus escapadas para reaparecer con algo delicioso en el plato que llevaba a la mano.

Cuando eres peque siempre quieres ayudar y usmear entre las actividades de tus padres. A mí me gustaba mirar por la Cámara grandota de pedestal que usaba placa 5X7 especial para fotografías en blanco y negro y descubrir que el cliente aparecía de cabeza. Fue un mágico descubrimiento. Esas placas eran reveladas en un cuarto oscuro y las fotos se imprimían a través de un cajón de luz. No recuerdo la primer foto que me dejaron revelar, pero recuerdo con nostalgia el proceso, también mágico, de revelado de la imagen... un papel blanco terminaría en segundos con una cara impresa en él.

De la Cámara grandota de pedestal que usaba placa 5X7 especial para fotografía en blanco y negro, paso al recuerdo de los negativos de 120mm que eran como un rectángulo poco más grande que un carnet estándar. La cámara ya no la conocí porque mi padre las vendió, pero dice mi mamá que las impresiones de esas fotografías tenían una calidad realmente buena. Esos negativos en color o blanco y negro, son bonitos por sí solos y hay una muestra de ellos en la entrada Para ti que escribí hace 2años (cara de sorpresa por el tiempo que ha pasado en este blog).

Mi primer equipo fue una Cannon automática para negativo de 35mm y siempre quise una larguita que usaba un rollo que, según yo, parecía un telefonito (si lo recuerdas también, esa es la película de 110). Era una cámara compartida con mis hermanos y que no me dejaban llevar a la escuela, así que supongo que por eso no tengo fotos de aquella época con mis amiguitos. Por esos años, llegó una Mini Portrait de Polaroid y la magia seguía envolviendo mis enormísimos ojos. Seguramente no era una tecnología de última, no sé ni me interesa averiguar, pero cuando me dejaban sacar la placa, sostenerta y despegar el papelito para ver la foto a colores ya revelada ¡wOw!

Mi padre siempre dijo que las Polaroid de antes eran la onda (no con esas palabras), de hecho aún tenemos unas fotos que rondan los 30años y siguen bonitas. Él era un politicón que siempre andaba de arriba a abajo y mi madre era quien estaba en el negocio y en casa cuidaba hijos, mascotas y plantas. Ese politicón fue presidente de la no sé qué de fotografos del estado y aunque ahora no lo recuerden, hace buenas fotos hasta el sol de hoy. Ella en sus ratos libres hace manualidades y sigue cuidando mascotas y plantas.

Ah sí, las Polaroid. Quise una que sacaba fotitos minúsculas y tenían pegamento, la i-Zone, pero al tiempo salió la película que revolucionaría la fotografía de aficionado, que es la misma que ahora tengo en la mano. La famosísima y buena para nada: APS. La cámara estaba de poca madre y aún está en la familia, pero se la he dado a mi sobrina para jugar hace algunos años (creo que ya no la juega, así que deberé rescatarla porque deberas es bonita la cámara).

Las APS te permitían tomar fotografías en tres tamaños distintos y aunque la nitidez no era la mejor, los tamaños de foto, la novedad de conservar el negativo dentro del rollo y los foto-índices, en ese tiempo, eran llamativos.

La película de 35mm nunca será sustituída por ninguna tecnología posterior y con ello doy paso a que mi primer cámara digital también fue una Cannon. Son buenas las condenadas y fáciles de usar. Después vino una Kodak malísima y otra Kodak malísima igual.

Hoy mi herramienta primordial es eso que llaman Cámara de notas, que en mi caso es la de mi teléfono celular, aunque me he quedado sin él, pues expiró hace unos días.

Tal vez este texto no tiene mucho sentido literario, pero no lo busco, son los recuerdos y no me interesa por el momento editarlo. En lo que realmente estoy interesada es en ir a buscar un nuevo cel y en llevar mañana la cosa romboide del 2003 a ver qué fotos guarda en su interior.


Una foto no es tal si no está en papel,
así como un recuerdo no despide magia si no es contado.

jueves, 15 de abril de 2010





Qué difícil es que le digan a uno


Me haces falta


Es menos complicado un Te extraño







Dos veces en menos de tres días.

jueves, 1 de abril de 2010

Si todos hablan de ello, lo que evito



Cómo me negué a ver Avatar en su tiempo (seguiré sin hacerlo) y me perdí durante mucho tiempo algo que ahora hace que mis ojos brillen con más intensidad y suspirar con una enorme sonrisa más de una vez por capítulo.

Recuerdo que Hu siempre me decía que lo mirara, pero yo nunca lo hacía, Rosy comentó varias veces que a Cami le encantaba ver a ese monito y de pronto mis amigos DG* en Facebook, comentaban acerca del niño que revolucionó la animación para pequeños (lo de revolucionar lo agrego yo).

Ahora puedes hacer un personaje parecido a él pero con tus características y yo ya lo hice, pero no pienso utilizarlo publicamente, porque todos andan haciendo eso en sus espacios virtuales, así que mejor lo guardo y otro día lo muestro.

¿Qué me motivó a enredarme en las redes del casi-bebé de gorro azul? Un ícono en msn que Hu estaba enviándome por primera vez, hace dos días. Dije: Ese es Pocoyó, veré de qué se trata. Y me enamoré.

Me gustan los peques, los dibujos animados y he comenzado una carrera extraña por comprar cuentos infantiles siempre y cuando el libro sea negro, espero terminar uno propio que comenzó en una tarde de ocio, pero si vas a escribir para niños, tienes que conocer a los niños, Pocoyó será mi inspiración mientras no esté con mis sobrinos.



Yo soy fanS de Pocoyó











*Diseñadores Gráficos